MOSTAZA RIZADA SUREÑA

Este tipo de hoja es ideal para aquellos que buscan experiencias para el paladar efímeramente intensas. Una mostaza con un gran porte de sabor y aroma, que recuerda al wasabi, muy potente, pero que va desvaneciéndose a medida que la clorofila se diluye en la boca. Quienes no son amantes del wasabi, como yo, son un buen tratamiento de choque para reconducir ese rechazo y comenzar a construir vínculos gustativos que eduquen el paladar en su desarrollo hacia la tolerancia de sabores internacionales.

Al igual que sus congéneres, esta mostaza se puede consumir cruda en ensalada, salteados, wok, tempura, frita, estofada, como acompañamiento de carnes y pescados, salsas, vinagretas y aderezos, o como intenso ramen en sopa. Ideal para los que no tienen complejos a la hora de probar cosas nuevas.

Esta mostaza es aprovechable desde sus primeras hojas pequeñas, que suelen ser redondeadas y algunas rizadas, las cuales son perfectas para acompañar platos a los que interesa ese toque intenso. Las hojas más grandes sí suelen tener el contorno rizado y se pueden añadir a preparaciones anteriormente citadas. Además, es ideal para cortar en juliana fina o picada y añadir a ensaladas directamente o preparar un aliño-vinagreta con aceite, alcaparras, y vinagre, por ejemplo.

 

Presentación: Manojo o Bandeja, según tamaño.

Conservación: de 2 a 6 grados en el frigorífico, hasta cinco días como máximo, sin lavar y en una bolsa de plástico perforada.

Consejo: Las hojas cortadas de la planta se pueden mantener hasta 5 días en refrigeración, pasado los 5 días el sabor y la textura de las hojas comienza a deteriorarse. Debido a la alta proporción de agua que poseen las hojas, cuando se les aplica calor, su volumen se reduce hasta aproximadamente la mitad de su tamaño original, por lo que, en platos salteados, sopas y preparaciones calientes es necesaria una gran cantidad de hojas.

Disponibilidad: Casi todo el año.